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No naciste con culpa por comer

Si algo puedo amar es ver a la gente disfrutar su comida, especialmente a un bebé. Ellos sólo buscan explorar, jugar, probar y me encanta que no dudan en demostrar su amor o rechazo por la comida. Si algo me quedó claro al cuidar a mi sobrina por 6 meses fue que los bebés no conocen los juicios detrás de la comida, no viven con miedo o culpa por comer. Está claro, esos juicios los aprendimos con los años.


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¿Alguna vez has visto a un bebé juzgarse o sentirse culpable por comer algo? Quisiera usar la palabra niño, pero desgraciadamente ya hay niños que tienen miedo a comer o que sienten culpables después de comerlos. ¿En qué punto de nuestro crecimiento cambió nuestra perspectiva por la comida? Esa inocencia y placer por comer se transformó en juicios y culpa, e irónicamente, hemos aprendido a verlo como normal.


Buscando salud hemos aprendido a ver la comida con restricciones, reglas, nos dicen cómo, cuándo y cuánto comer, convirtiendo lo que debería ser un acto natural y placentero en una fuente de ansiedad y culpa. Y esto no sólo afecta nuestra relación con la comida, sino también con nosotros mismos. La culpa es una emoción que nos lleva a la acción, la mejor manera de reducir la culpa es deshacer esa acción o pagar por ese acto.


Se le ha puesto tanto valor moral detrás a la comida que si comemos algo que “no deberíamos” nos castigamos por eso, ya sea con alguna acción o sólo con un simple y constante “otra vez comiste de más”, “no debiste haber comido eso”, “no tienes fuerza de voluntad”. Así es muchas veces pagamos esa culpa con juicios mentales que nos limitan disfrutar y poco a poco afectan nuestra salud física y mental.


¿Pero cómo puede impactarnos?


  • El impacto en la salud mental: Te puede llevar a una espiral de pensamientos negativos que afectan nuestra autoestima y autoconfianza. El miedo a ciertos alimentos puede generar ansiedad constante y una hipervigilancia.

  • Distorsionando tus hábitos y digestión: Estudios han demostrado que al comer con miedo se relaciona con elecciones de alimentos menos saludables y hábitos poco sostenibles.(1) Por otra parte, un estrés constante aumenta los niveles de cortisol en nuestro cuerpo lo que nos puede generar malestares gastrointestinales.

  • Afectando nuestras relaciones: La relación con la comida no solo es personal; también afecta nuestras interacciones con los demás. La culpa y el miedo pueden impedirnos disfrutar de comidas en compañía, generando aislamiento y disminuyendo la calidad de nuestras relaciones.


Pero, ¿por qué cuidar nuestra salud nos está generando culpa y miedo?

En mi camino hacia la liberación de la culpa y de mis pacientes, muchas lecturas, cursos, podcasts, entrevistas me han ayudado a desaprender tantas creencias limitantes y crear herramientas que te ayudan a disfrutar de nuevo de la comida y dejar el miedo atrás.


Es por eso que creé el taller "Sin Culpa y Sin Miedo" que impartiré el 17 y 18 de agosto 2024 junto con Marjorie Cordova. Queremos ofrecer un espacio seguro donde podamos cuestionar juntos estas creencias limitantes y reconstruir nuestra relación con la comida desde el placer y autoconfianza.


Te invito a unirte en este viaje de reconexión con el placer de comer. Vamos a soltar la culpa y abrazar la libertad de disfrutar la comida como lo hacíamos de niños.



Citas:

  1. Kuijer RG, Boyce JA, Marshall EM. Associating a prototypical forbidden food item with guilt or celebration: relationships with indicators of (un)healthy eating and the moderating role of stress and depressive symptoms. Psychol Health. 2015;30(2):203-17. doi: 10.1080/08870446.2014.960414. Epub 2014 Sep 29. PMID: 25186250.

 
 
 

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